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Antecedentes y fundamentos

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I.1. Marco del hábitat y territorio
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En el mundo actual, casi una mitad de la población mundial vive en ciudades y esta tendencia sigue en aumento: por esta razón, quienes se ocupan de los problemas relacionados con el hábitat humano, en buena medida dedican sus esfuerzos al hábitat urbano. Las ciudades no sólo son la fuerza impulsora del comercio mundial y de la cultura globalizada, sino que también son monstruos que consumen la mayor parte de la energía y de los recursos del mundo y que producen la mayor parte de los residuos. La progresiva urbanizacion de la población mundial ha transformado y sigue transformado los ecosistemas del planeta, con efectos en lo micro y en lo macro; a la vez, la ciudad constituye el marco en el que, cada vez más, se desarrolla la vida de la especie humana, condicionándola de muchas maneras (Bianchini).

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En el mundo actual, casi una mitad de la población mundial vive en ciudades y esta tendencia sigue en aumento. Además “es un hecho que las ciudades de América Latina y el Caribe (ALC) están siendo testigos de un proceso de urbanización acelerado que está generando importantes desafíos para el desarrollo urbano sostenible de la región. Dichos desafíos no dan tregua y requieren un tratamiento integral que permita satisfacer las necesidades del presente sin comprometer el bienestar de las generaciones futuras” (BID, 2014:ix). Estos problemas de las ciudades consideradas monstruos consumidores de energía, productores de residuos, generadores de desigualdades espaciales, sociales, culturales y económicas, están directamente relacionadas con la producción del hábitat.

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En palabras de Bianchini, “los problemas del hábitat humano y, especialmente, del hábitat urbano, se relacionan con la sostenibilidad del desarrollo de las ciudades; con las formas de uso del suelo y con el tipo de viviendas al que tienen acceso sus habitantes; con la interrelación entre la ciudad y distintos problemas medioambientales como la contaminación y el cambio climático; con la existencia de infraestructuras tan importantes para la vida humana como el agua, el saneamiento o el transporte; con el desarrollo de una economía urbana sostenible; con la inclusión o exclusión social que determina la posición de cada individuo o grupo al interior de estos macro-sistemas” (Bianchini, 2018:1). La resolución de estas problemáticas de hábitat y su producción, demanda de los profesionales una formación conveniente, un perfeccionamiento apropiado y un rol adecuado, respondiendo así a la demanda de la sociedad de respuestas adecuadas en la construcción de hábitat.

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En este sentido, El Hábitat humano es el lugar donde vive un individuo, un grupo o una comunidad humana. Existe una gran diversidad de habitats a través del planeta y, cada uno de ellos, se caracteriza por combinar elementos naturales y culturales específicos, agrega Bianchini.

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El hábitat humano de las ciudades incluye todos estos elementos y estructuras, que son a la vez naturales y culturales. De ellos depende la calidad de vida de una gran parte de la población mundial y, a su vez, ellos surgen de una visión específica del desarrollo: hablar de hábitat humano significa adoptar una visión holística, que sea capaz abarcar las complejas interrelaciones entre medio-ambiente, recursos naturales, cultura, economía, calidad de vida, derechos humanos, etc.

 

La ingeniería como soporte material del hábitat constituye un factor esencial del hábitat, puesto que de sus efectos materiales el hábitat construido condiciona, favorece, potencia o anula las condiciones de desarrollo de una comunidad y/o territorio. Por ello la importancia y necesidad que los ingenieros en conjunto con disciplinas afines y concurrentes aporten a la investigación y desarrollo del hábitat en nuestras latitudes.

 

En Mendoza resulta necesario repensar el hábitat y territorio a la luz de la construcción por parte de la lógica del Estado, la lógica del privado y la lógica de la necesidad. En la lógica del Estado, encontramos buenas, discutibles y malas prácticas sobre el hábitat, que por omisión o acción tienen consecuencias indeseadas. Sin duda las relocalizaciones de villas o asentamientos realizadas por el Estado hace muchos años, se encuentran entre las malas prácticas, basta recordar que durante el mundial de 1978 se trató de ocultar a las familias en situación de pobreza enviándolas lejos de la ciudad, claro que esas decisiones tuvieron un impacto directo en el territorio y la calidad del hábitat de generaciones de Mendocinos. También hay prácticas no satisfactorias, por ej la relocalización de “Costa Esperanza” de Ciudad a Guaymallen rompiendo las relaciones laborales y sociales de las familias pobres que fueron afectadas.

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El Barrio La Estanzuela con sus más de 1200 viviendas también en su momento significó un gran impacto en el territorio, con un costo significativo y del cual luego el sector privado captó esas plusvalias urbanas. Otros casos son los planes federales que resultaron con un impacto medio sobre el territorio pero continuaron con la estandarización de las viviendas y familias, dejando de lado aspectos de participación.

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En tanto en “lo discutible” entran por ejemplo las Torres del Procrear de Capital, cuyo impacto en el paisaje urbano de la sexta sección es sumamente evidente, y nos invita a pensar ¿A qué escuelas van a concurrir la gran cantidad de niños que allí vivirán?. También en esta línea podemos incluir a Villa Potrerillos, que significó el traslado de familias a mejores viviendas en una nueva ubicación privilegiada, pero con un costo de calidad de vida discutible por parte de las familias afectadas.  

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Otro ejemplo de mala práctica de hábitat resulta un barrio en Santa Rosa, llamado El Marcado, el mismo se encuentra enclavado a 15km adentro de la ruta 7, en medio del desierto y rodeado de una pocas y exclusivas fincas, cuenta con cunetas de hormigón que no tienen donde terminar, además llevar luz, agua, cloacas resultó en un costo elevado. Tipologías de viviendas urbanas enclavadas en un entorno rural, un barrio desconectado e impuesto al territorio, en donde las personas cuentan con un único medio de transporte –micro- para llegar, lo cual resulta en una dificultad grande para familias de obreros rurales que no poseen vehículos.

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También resulta valioso rescatar ejemplos de mala práctica de Hábitat desde la “lógica del Mercado” y desde la “lógica de la necesidad”. En el caso de la lógica de la necesidad, son muchos los ejemplos, recordemos que tenemos 217 barrios populares (o asentamientos), quizás el más resonado es el “el pozo” ubicado en Godoy cruz, en donde las familias (década 70) en la búsqueda de resolver su techo se instalaron en esa zona a pesar de las implicancias ambientales, de insalubridad, de falta de servicios de agua, cloaca, luz, gas, transporte, etc, esta situación demora muchos años en revertirse, dejando una huella no solo en el territorio sino en la memoria individual y colectiva de generaciones que se criaron en ese contexto de vulnerabilidad.

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En Guaymallen también encontramos ejemplo: rodeado de un basurero de escombros de la construcción (paradójico) se ubica el asentamiento Ex Hornos de Badano (colinda con el camping de luz y fuerza), este asentamiento se encuentra comprometido en lo ambiental por el basurero a cielo abierto y en lo social porque la pocas familias que residen pertenecen a varias generaciones de pobreza estructural. Familias con niños que en pleno invierno –literalmente- durmieron bajo un nylon.

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Lujan, no es ajeno, otro de los resonantes ejemplos, es el asentamiento “Valle Encantado”, con 270 familias al costado de la Panamericana. Aquel asentamiento que creció conforme fue pasando el tiempo, se encuentra rodeado de Barrios Privados y con una inaccesibilidad que le costó la vida a una niña ya que no pudo ingresar una ambulancia. Esa situación desencadeno lo que la prensa llamó “guerra de pobres contra ricos”. Incluso la situación se complicó con la orden de desalojo del asentamiento por un reclamo del titular del terreno. Mucho queda por hacer respecto de las problemáticas que se presentan en el territorio y que son inherentes a las familias pobres.     

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En el caso de la lógica del Mercado, está consensuado en el campo científico-académico los problemas conexos a los barrios privados, que han traído problemas de desconexión física de la trama urbana, división del tejido social, fragmentación territorial, han resultado enclaves que poco tienen que ver con una ciudad inclusiva, participativa. En Mendoza contamos con algunos de ellos realizados por desarrolladores inmobiliarios. En este sentido y más recientemente en Mendoza han surgido barrios privados que bajo el discurso del miedo, consumo y pertenencia traen consigo más problemas habitacionales para los propietarios en su mayoría de clase media –profesionales jóvenes- en su mayoría ubicados en el “alto Las Heras”. Barrios sin posibilidad de crecimiento de las viviendas, amurallados, sin espacios comunales, donde se privilegia el lucro de la empresa constructora por sobre la calidad del hábitat.

 

 

I.1.1. Nuevas demandas del contexto global y nacional

 

En los últimos cuatro años, a nivel global se modificó el escenario de abordaje referido al hábitat, territorio y ciudades. Son hitos, por un lado la definición de los Objetivos de desarrollo Sostenible, y por otro lado, la Nueva agenda Urbana. Ambos hitos reflejan el cambio global con miras al 2036. A partir de este nuevo escenario se sucederán un sinnúmeros de actividades sobre las cuales investigar, analizar, aportar, etc.

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En primer lugar, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), también conocidos como Objetivos Mundiales, son un llamado universal a la adopción de medidas para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad. Estos 17 Objetivos se basan en los logros de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aunque incluyen nuevas esferas como el cambio climático, la desigualdad económica, la innovación, el consumo sostenible y la paz y la justicia, entre otras prioridades. Los Objetivos están interrelacionados, con frecuencia la clave del éxito de uno involucrará las cuestiones más frecuentemente vinculadas con otro. Los ODS conllevan un espíritu de colaboración y pragmatismo para elegir las mejores opciones con el fin de mejorar la vida, de manera sostenible, para las generaciones futuras. Proporcionan orientaciones y metas claras para su adopción por todos los países en conformidad con sus propias prioridades y los desafíos ambientales del mundo en general.

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Los ODS son una agenda inclusiva. Abordan las causas fundamentales de la pobreza y nos unen para lograr un cambio positivo en beneficio de las personas y el planeta. "Erradicar la pobreza está en el corazón de la Agenda 2030, y también lo está el compromiso de no dejar a nadie atrás". "La Agenda ofrece una oportunidad única para poner al mundo camino a un desarrollo más próspero y sostenible.

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Los ODS se pusieron en marcha en enero de 2016 y seguirán orientando las políticas y la financiación del PNUD durante los próximos 15 años. En su calidad de organismo principal de las Naciones Unidas para el desarrollo, el PNUD está en una posición única para ayudar a implementar los Objetivos a través del trabajo en unos 170 países y territorios.

 

En estrecha relación al hábitat y el territorio se encuentra el Objetivo 11, Ciudades y comunidades sostenibles: Más de la mitad de la población mundial vive hoy en zonas urbanas. En 2050, esa cifra habrá aumentado a 6.500 millones de personas, dos tercios de la humanidad. No es posible lograr un desarrollo sostenible sin transformar radicalmente la forma en que construimos y administramos los espacios urbanos. El rápido crecimiento de las urbes en el mundo en desarrollo, en conjunto con el aumento de la migración del campo a la cuidad, ha provocado un incremento explosivo de las mega urbes. En 1990, había 10 ciudades con más de 10 millones de habitantes en el mundo. En 2014, la cifra había aumentado a 28, donde viven en total cerca de 453 millones de personas. La extrema pobreza suele concentrarse en los espacios urbanos y los gobiernos nacionales y municipales luchan por absorber el aumento demográfico en estas áreas. Mejorar la seguridad y la sostenibilidad de las ciudades implica garantizar el acceso a viviendas seguras y asequibles y el mejoramiento de los asentamientos marginales. También incluye realizar inversiones en transporte público, crear áreas públicas verdes y mejorar la planificación y gestión urbana de manera que sea participativa e inclusiva.

 

En términos cuantitativos: 3.5 mil millones de personas, la mitad de la población mundial, vive en ciudades. Para 2050 se espera que la población urbana alcance los 6.5 mil millones. Las ciudades ocupan solo el 3% de la tierra, pero representan del 60 al 80% del consumo de energía y el 75% de las emisiones de carbono. En la actualidad, 828 millones de personas viven en barrios marginales, y el número va en aumento. En 1990, había 10 ciudades con 10 millones de habitantes o más; en 2014, el número de mega ciudades había llegado a 28. En las próximas décadas, el 95% de la expansión urbana tendrá lugar en el mundo en desarrollo. 1.2 mil millones de trabajos dependen de un ambiente sano y estable.

Para los próximos 15 a 20 años se plantean las siguientes METAS del objetivo 11:

 

  • De aquí a 2030, asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales.

  • De aquí a 2030, proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del transporte público, prestando especial atención a las necesidades de las personas en situación de vulnerabilidad, las mujeres, los niños, las personas con discapacidad y las personas de edad.

  • De aquí a 2030, aumentar la urbanización inclusiva y sostenible y la capacidad para la planificación y la gestión participativas, integradas y sostenibles de los asentamientos humanos en todos los países.

  • Redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo.

  • De aquí a 2030, reducir significativamente el número de muertes causadas por los desastres, incluidos los relacionados con el agua, y de personas afectadas por ellos, y reducir considerablemente las pérdidas económicas directas provocadas por los desastres en comparación con el producto interno bruto mundial, haciendo especial hincapié en la protección de los pobres y las personas en situaciones de vulnerabilidad.

  • De aquí a 2030, reducir el impacto ambiental negativo per capita de las ciudades, incluso prestando especial atención a la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales y de otro tipo.

  • De aquí a 2030, proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas con discapacidad.

  • Apoyar los vínculos económicos, sociales y ambientales positivos entre las zonas urbanas, periurbanas y rurales fortaleciendo la planificación del desarrollo nacional y regional.

  • De aquí a 2020, aumentar considerablemente el número de ciudades y asentamientos humanos que adoptan e implementan políticas y planes. integrados para promover la inclusión, el uso eficiente de los recursos, la mitigación del cambio climático y la adaptación a él y la resiliencia ante los desastres, y desarrollar y poner en práctica, en consonancia con el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, la gestión integral de los riesgos de desastre a todos los niveles.

  • Proporcionar apoyo a los países menos adelantados, incluso mediante asistencia financiera y técnica, para que puedan construir edificios sostenibles y resilientes utilizando materiales locales.

 

 

En segundo lugar, posteriormente a la definición de los objetivos de desarrollo sostenible, surge desde ONU-Hábitat, en Hábitat III, la Nueva Agenda Urbana. Hábitat III fue la primera cumbre importante de la ONU luego de la cumbre de Cambio Climático y el de los Objetivos de Desarrollo Sustentable. Fue en Quito porque la ciudad ha recibido premios por liderar el desarrollo de planes para la adaptación al cambio climático.

 

Fue la tercera de una serie de conferencias convocadas por las Naciones Unidas que comenzaron en 1976, tendiendo a fortalecer el compromiso global en favor del desarrollo sostenible de pueblos, ciudades y otros asentamientos humanos. Se propone evaluar colectivamente las tendencias urbanas rápidamente cambiantes y las formas en que estos patrones están impactando en el desarrollo humano, el bienestar ambiental, y los sistemas cívicos y de gobierno en el mundo. La conferencia Hábitat III tuvo como cometido alcanzar la Nueva Agenda Urbana, un modelo que establece nuevas prioridades y estrategias que tomen en cuenta los patrones de evolución del nuevo siglo. Definitivamente aquellos involucrados con la planificación urbana, el transporte y el gobierno a nivel local, como también los urbanistas que siguen las discusiones al respecto, hallaron los debates que precedan a Hábitat III como vitales. También así especialistas en desarrollo e investigadores, incluyendo aquellos que trabajan en tecnologías aplicadas, energía limpia, planificación, salud, educación, género, microfinanzas y gobernanza, entre otros.

 

La nueva agenda también tendrá impactos significativos sobre las prioridades de desarrollo y los programas financiados. A los Estados nación se les solicitará contraer una serie de compromisos para alinearse con los objetivos y las metas de implementación de la Nueva Agenda Urbana. Estas políticas urbanísticas nacionales oficiarán como el primer acercamiento a estas temáticas para algunos países.

 

La Nueva Agenda Urbana presenta un cambio de paradigma basado en la ciencia de las ciudades; establece normas y principios para la planificación, construcción, desarrollo, gestión y mejora de las zonas urbanas en sus cinco pilares de aplicación principales: políticas urbanas nacionales, legislación y normativas urbanas, planificación y diseño urbano, economía local y finanzas municipales e implementación local. Es un recurso para que se realice ese ideal común desde todos los niveles de gobierno, de nacional a local, las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, las agrupaciones de partes interesadas y todas las personas que consideran que los espacios urbanos del mundo son su "hogar". La Nueva Agenda Urbana incorpora un nuevo reconocimiento de la correlación entre la buena urbanización y el desarrollo. Subraya los vínculos entre la buena urbanización y la creación de empleo, las oportunidades de generar medios de subsistencia y la mejora de la calidad de vida, que deberían incluirse en todas las políticas y estrategias de renovación urbana. Esto pone aún más de relieve la conexión entre la Nueva Agenda Urbana y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en particular el Objetivo 11, que trata de las ciudades y comunidades sostenibles. 

 

La Conferencia Hábitat III y la ciudad de Quito acogieron a 30.000 participantes de 167 países, con plataformas e instrumentos en línea que permitieron a personas de todo el mundo seguir los principales eventos. Constituyó una realización histórica del principio de integración, incluyendo las consideraciones de género y equilibrio regional en todas las sesiones, la inclusión de líderes de organizaciones comunitarias, la innovadora Segunda Asamblea Mundial de Autoridades Locales y Regionales, que por primera vez dio voz a los gobiernos locales y subnacionales, así como la participación de una amplia gama de grupos de partes interesadas, que desempeñan un papel fundamental en la aplicación de este ideal común.

 

No existe una receta única para mejorar la urbanización y lograr el desarrollo urbano sostenible, pero la Nueva Agenda Urbana proporciona los principios y las prácticas probadas para dar vida a ese ideal, para trasladarlo del papel al mundo real. Que inspire e informe a los encargados de tomar decisiones y a los habitantes urbanos del mundo para que se apropien de nuestro futuro urbano común. En esta coyuntura decisiva de la historia de la humanidad, repensar la forma en que planificamos, construimos y gestionamos nuestros espacios urbanos no es una opción, sino un imperativo

 

 

 

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I.1.2. Nuevas demandas del contexto local (Mendoza)

 

Mendoza a lo largo de su historia se ha concentrado en los oasis característicos de la provincia. El 95% del territorio es desértico, en tanto el 5 % restante lo conforman los oasis.  En ese 5% es donde se asienta la mayor cantidad de la población, que se estima cerca de los 2.000.000 de habitantes.

 

Mendoza fue la primera provincia del país en institucionalizar la problemática de la vivienda con la creación del Instituto provincial de la vivienda en 1947. Hoy luego de 70 años desde su creación, según datos del IPV, se ha alcanzado 100.851 soluciones habitacionales (94.993 viviendas y 5.858 mejoramientos, IPV 2017) el equivalente al 23,96 % del total de viviendas de toda la provincia. Por otro lado, al 2017 se contabilizaron unos 217 barrios populares, antiguamente denominados villas o asentamientos. Asimismo, en el área metropolitana de Mendoza se contabilizan poco más de 300 barrios privados. En otras palabras, la escasa producción desde el Estado, el crecimiento de los barrios populares y el crecimiento de la fragmentación territorial a causa de los barrios privados, caracterizan el escenario actual la provincia.

 

Junto a este escenario complejo resulta destacar el rol de la Universidad Tecnológica Nacional en el contexto local. En particular frente a la oportunidad que se le presenta a la regional Mendoza para aportar al medio local.

 

Sin ser exhaustivo, en términos de legislación vale mencionar a la Ley 8051 Ley de Ordenamiento Territorial y Uso de Suelo; Ley 8999 Plan provincial de Ordenamiento Territorial y Ley 9115 Día mundial y provincial del Hábitat. 

 

En primer lugar, la ley 8051 y su modificatoria la ley 8560, plantean ámbitos de participación formales en los cuales la FRM-UTN debe participar. La ley 8051, es una ley pionera en materia de ordenamiento territorial en el país y provincia. Se establece un marco general para los asentamientos humanos y los instrumentos básicos del Estado para llevar a cabo dicho ordenamiento de los asentamientos humanos. Entre los instrumentos crea el Consejo Provincial de Ordenamiento Territorial (CPOT) y la Agencia Provincial de Ordenamiento Territorial (APOT).

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En segundo lugar, por ley 9115 la provincia de Mendoza adhiere e instituye el “Día Mundial del Hábitat”, declarado por la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) que se celebra el primer lunes de octubre de cada año. En su artículo 2 invita a las casas de altos estudios (universidades) y organismos del Estado provincial involucrados en la temática a difundir y realizar actividades referidas al “Día Mundial del Hábitat”.

 

En tercer lugar, del análisis de la ley 8999 plan provincial de ordenamiento territorial (PPOT), surgen espacios desde los cuales la FRM debe y puede aportar.

 

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